BRAM STOKER'S DRACULA (1992) - FRANCIS FORD COPPOLA


En la Rumania del siglo XV, el príncipe Vlad Dracul de Transilvania (Gary Oldman) lucha contra las hordas invasoras otomanas que acechan la cristiandad en la vieja Europa. Tras una sucia treta de los musulmanes que hacen creer a su amada, la princesa Mina (Winona Ryder) que el príncipe ha caido muerto en combate, ésta trastornada se suicida tras saber la fatídica notícia. Tras la victoria de sus ejércitos, el príncipe Vlad llega a su castillo encontrando a su esposa muerta en una espantosa visión. Lleno de ira y viéndose traicionado por el Dios al que había jurado total devoción y entrega, reniega de él en un acto de total blasfemia jurando vengarse a través de los siglos al abandonar su alma a las tinieblas para así convertirse en una terrible criatura inmortal; Drácula. A finales del siglo XIX, en Londres, el oficinista Jonathan Harker (Keanu Reeves) es enviado a los Cárpatos con la misión de ir al castillo del conde Drácula. La razón del viaje es entregarle unos papeles que el conde debe firmar para la adquisición de unas viviendas situadas en el centro de Londres. Durante su estancia, el joven irá viendo como el conde, aparentemente afable, se vuelve cada vez más excéntrico y temible, pero un echo en particular hará sobrecoger al anciano. Viendo una fotografía de la prometida de Jonathan, Wilhemina Murray (Winona Ryder) y asombrado enormemente por el gran parecido que tiene con su difunta mujer, el conde Drácula deseará con mayor intensidad partir hacia Londres al encuentro de la reencarnación de su añorada amada, en este inesperado reencuentro que el caprichoso destino ha echo posible.




Lo mejor: Francis Ford Coppola arriesgó y mucho en esta película, y su valentía dió como resultado una auténtica joya que supura arte y belleza por todos lados. Desde los innovadores y fantásticos diseños de vestuario que combinan elementos de trajes japoneses y la inspiración en obras del artista Gustav Klimt, echos por la prestigiosa Eiko Ishioka (ganadora de un oscar), hasta los espectaculares maquillajes de las distintas encarnaciones monstruosas de Drácula. En definitiva los trucajes y efectos especiales artesanales son un claro homenaje que el director rinde a los orígenes del cine, sintetizado en la bella escena del cinematógrafo. Coppola le da las dosis necesarias de dramatismo épico a la historia, con una exagerada teatralidad al más puro estilo grand guignol. Otro de los pilares sin el cual no se entenderia esta obra, es el trabajo que izo Gary Oldman en el papel de Drácula, lleno de intensidad, fuerza y sentimiento que hacen creer y querer al personaje como nunca. La interpretación de Lucy Westenra (amiga de Wilhemina) echa por Sadie Frost es realmente buena, destacando la desatada lujuria que exhibe al ser vampirizada por Drácula, y el enfrentamiento con Van Helsing en la cripta. Finalmente, hay que rendirse ante la magistral banda sonora a cargo del compositor Wojciech Kilar, que te atrapa en su perturbadora y fascinante partitura, culminada por la bellísima canción escrita e interpretada por la genial Annie Lennox; "Love Song for a Vampire". Especial mención el poder ver a la bella y aún poco conocida Monica Bellucci, como una de las tres lascivas vampiras de Drácula que seducen y retienen en el castillo a Jonathan Harker, y al veterano músico Tom Waits como el sirviente Renfield.
Lo peor: Lamentar que el resto de interpretaciones de la película, sobretodo la de Keanu Reeves y en menor medida, la de Winona Ryder y Anthony Hopkins (en su papel del profesor Abraham Van Helsing) no estén a la altura de su caché como actores y que requería esta gran película.


Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada